Érase dos veces es una oportunidad para los cuentos de siempre. Sin sexismo, sin violencia ni desigualdad. Mágicos, divertidos y coeducativos. Cuando empezamos a leer los cuentos clásicos a nuestra hija Violeta, nos dimos cuenta de que le estábamos transmitiendo que las princesas esperan y los príncipes deciden, que los lobos devoran a las abuelitas, que las brujas no son sabias… Así que decidimos reescribirlos. Ahora estamos deseando leėrselos a nuestro hijo Nicolás, porque los chicos también son pieza fundamental en este cambio necesario.
Este curioso nombre que ya obliga a replantearse la afianzada entradilla con la que comienzan casi todos los cuentos clásicos, y es la muestra de cómo se replantean estos cuentos desde este original proyecto que os presentamos hoy, firmado por la empresa Cuatro Tuercas, al frente de la cual se encuentran Pablo y Belén, papás de un niño y una niña a los que empezaban a chirriarles cada vez más los contenidos y las frases de los cuentos de siempre.
Érase dos veces es una nueva propuesta para reinventar los cuentos clásicos llenos de actitudes, enseñanzas y moralejas anticuadas, denostadas y en muchos casos rayando el machismo y las actitudes poco equitativas entre hombres y mujeres. Y sí, son sólo cuentos, pero ¿acaso no es mucho más lo que llevan implícito? Actitudes, enseñanzas, juegos simbólicos con los que los niños aprenden a jugar y a imitar. Con unas fabulosas ilustraciones de Nacho de Marcos, desde Cuatro Tuercas, han reescrito tres cuentos clásicos, Blancanieves, Caperucita y La Cenicienta. Han mantenido la magia, la fantasía, pero prescindido de la violencia, el sexismo, la desigualdad y el culto a la belleza. Y en palabras de Pablo, ¿nos han quedado muy chulos, preciosos y co-educativos?
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