Sorteamos el libro “Te quiero por todo eso” de Guy de Maupassant

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El día de San Valentín está cerca y en Librería Olacacia defendemos que hay muchas maneras de querer, tantas como personas. Pero también defendemos el cariño que se siente hacia la naturaleza, así como hacia los animales.

Como vimos hace unas semanas, cada familia es distinta, y hay algunas en las que los animales son parte de la misma. Perros, gatos, periquitos… todos forman una familia. Todos se quieren.

La historia que cuenta “Te quiero por todo eso” trata sobre una niña que tiene muy claro por qué quiere a su perro. Un libro que gustará a toda la familia.

Así que en Librería Olacacia queremos que tú también conozcas la historia de esta niña y hemos preparado un sorteo muy especial. Puedes llevarte a casa un ejemplar de “Te quiero por todo eso” de Guy de Maupassant que sorteamos en nuestra página de Facebook.

Para participar en este sorteo tan sólo tienes que seguir las indicaciones que encontrarás en la promoción. Si pinchas en el enlace te llevará directamente a la parte de nuestra página de Facebook donde se encuentra el sorteo. Si lo prefieres puedes apuntarte directamente a continuación.

Tienes hasta el 17 de febrero para participar en el sorteo.

¡Te estamos esperando!

6 comentarios de “Sorteamos el libro “Te quiero por todo eso” de Guy de Maupassant

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    A finales de los años mil novecientos treinta Mickey Mouse había perdido popularidad,
    ya que los gustos del público se iban decantando cada
    vez más cara los largos, hecho que inquietó a Walt Disney.8 Uno de los personajes
    creados para uno de los cortos de Mickey, el Pato Donald (Donald Duck), había adquirido serie propia,
    y probó ser más popular que su compañero el ratón, y, sobre todo, más rentable.
    Walt, no obstante, no estaba dispuesto a deshacerse todavía de su personaje
    clave, con lo que ideó un corto especial que se concebiría
    como la reaparición de Mickey Mouse: El aprendiz de hechicero,9 que
    sería absolutamente mudo excepto por la música de Paul Dukas, en quien estaba basado
    el corto. Los argumentistas sugirieron que el protagonista
    del corto podría ser Mudito (o Tontín), el enano mudo de la
    película de Walt Disney Blancanieves y los siete enanitos
    (mil novecientos treinta y ocho), pero Walt insistió en utilizar a Mickey.

    La producción del cortometraje comenzó en mil novecientos treinta
    y ocho, cuando Walt coincidió en un restaurante de Hollywood con el famoso
    directivo de orquesta Leopold Stokowski,8 que se ofreció a grabar la música sin costo, con lo que reunió un equipo de unos 100 músicos de Los Ángeles para
    tocar y grabar la banda sonora de los 9 minutos de duración del corto.

    El departamento de animación del estudio trabajó en el que era el proyecto más ambicioso del estudio.

    El animador Fred Moore rediseñó a Mickey Mouse, otorgándole más peso y volumen,
    conforme con la tecnología de la época. También se le añadieron pupilas para
    dotar a su cara de mayor expresividad. Todo en la película se hizo prestando
    singular atención a los detalles y a la creatividad: los colores, el ritmo, la animación del personaje y de los efectos.

    El brujo sin nombre de El practicante de hechicero fue llamado Yen Sid:
    Disney deletreado a la inversa.
    Todos estos esfuerzos iban a salir muy caros, unos ciento veinticinco 000 dólares estadounidenses, un costo que Walt y, sobre todo, su hermano y asociado, Roy,
    sabían que no iba compensarse en taquilla.8 La mayor parte de los cortos de Disney habían costado unos 40
    cero dólares, que eran unos diez cero dólares más que
    el presupuesto medio de cualquier corto hecho fuera de los estudios Disney.
    El corto más rentable del estudio, Los tres cerdos, había colectado 60 000 dólares estadounidenses en taquilla.
    Siguiendo el consejo de Stokowski, Walt decidió ampliar el cortometraje al estilo de su serie de cortos Silly Symphonies, mas concebido como
    un film, formado por varias escenas donde la animación se combinaba con la música tradicional, y donde El aprendiz de brujo sería una de ellas.
    Para proveer a la película de una continuidad, Walt reclutó
    al compositor y crítico musical Deems Taylor como maestro de liturgias que
    introducía y explicaba cada uno de los segmentos. Stokowski
    sugirió el título de Fantasía (que literalmente significaba «Una mezcla de temas familiares con alteraciones e interludios»10 ), que pasó a ser finalmente el título terminante (el título inicial era The Concert Feature).

    Con El practicante de brujo prácticamente completo, el resto de la producción de Fantasía se empezó a principios de 1939, prestando la misma atención por el detalle y la cuidada
    animación en todos los demás segmentos de la película.

    A pesar de que la película se puede considerar un descalabro de Walt Disney, consagró
    a Mickey Mouse como uno de los iconos terminantes del estudio,
    y la imagen de Mickey con el traje de brujo ha sido durante décadas el distintivo de Walt Disney.

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