Quizá, uno podría pensar que MAFALDA es demasiado política para un niñ@ pequeño y que sus chistes requieren, para tener sentido, de un contexto histórico, social y político, y de una cantidad de información que un niñ@ de edades tempranas todavía no posee. Y sí, es cierto, quien piense así tiene mucho de razón.
Pero los niñ@s se ríen de cosas muchísimo más concretas de lo que uno puede imaginar: la cara de Manolito en determinada viñeta, la manera de correr de una anciana que se asusta de Mafalda, que a ella en algunos dibujos no se le vea la boca, los juegos de palabras, les llama particularmente la atención esos giros argentinos (el uso del vos por ejemplo…), y algunas características de los personajes que son más fáciles de identificar para él, por ejemplo, las ganas de fastidiar de Susanita o que Manolito sea tacaño. Alrededor de esta lectura, como sucede siempre que un niñ@ lee, se generan innumerables oportunidades de construcción de conocimiento. Aprenden muchas palabras nuevas y neologismos en cada uno de los chistes, lo que le permite tomar conciencia de que el lenguaje es una herramienta flexible, que cada usuario utiliza, en cierta forma, a su manera; y obviamente hay chistes que no entienden, pero para eso estamos los adultos y aprovechar para compartir su lectura y explicárselo, ayudándoles a flexibilizar su pensamiento y analizar nuevos ángulos. También tiene la oportunidad de ponerse en la perspectiva de los distintos personajes y esto hace que vaya construyendo la capacidad de ver el mundo desde distintos puntos de vista y asocia distintas características de los personajes y distintos comportamientos. Dando pie a juicios morales y juicios de valor.
La universalidad de los diálogos trasciende, de tal forma que enseña a cuestionar el mundo, a generar interés por la política y el ambiente, entre otras cosas, de Mafalda.
Mafalda puede ser comprendida mejor por adultos, pero tiene mucho que enseñarle a l@s niñ@s. Una lectura como Mafalda, tan adulta en cierto sentido y aparentemente tan fuera del alcance de l@s niñ@s, es una fuente invalorable de placer y aprendizaje para ell@s. No deberíamos privarlos de esta experiencia.
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