Tambo está harto de ser siempre el más pequeño. En definitiva, es un elefante. Demostrará que ya es mayor. ¡Hará huir a un tigre!
Con su amigo, el pájaro, prepara la prueba de valor. Pero no viene nadie, ni siquiera el tigre. Con las orejas agachadas, Tambo camina triste a través de la selva, en medio de la noche, de vuelta a la manada. Allí están todos los grandes elefantes. Y allí está su mamá. Grande y gris, y amorosa como siempre.
A su lado se encuentra la recién nacida hermana pequeña de Tambo. Entonces nota hasta la punta de su trompa lo bien que se siente al ser esperado y necesitado como hermano mayor. Y le parece estupendo que su hermana sea la más pequeña de la manada.
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