El edificio donde vivían Nando y Rachid tenía una forma rara, porque las calles no eran paralelas. Visto en el plano, a Nando estás calles le parecían como los brazos de una enorme i griegra, o quizá un árbol cuyo tronco se dividia en dos ramas.
La familia de Nando vivía en el lado más estrecho, mirando sobre la plaza. Desde su balcón, Nando podía ver dos restaurantes hindúes, una tienda de productos asiáticos, tres bares de tapas y, allí a lo lejos, donde la calle Lavapies giraba un poco, el restaurante de los padres de Rachid.
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